No puede existir desarrollo sostenible sin un crecimiento económico responsable con las personas y el planeta. Para propiciar esto, se necesita una nueva generación de organizaciones que ponga a las personas, el planeta y la comunidad por sobre el capital.
No hablamos solo de empresas que cumplan con criterios éticos de trabajo e impacto, si no mas bien, de organizaciones que pongan a las personas en el centro de su modelo, que estén dispuestas a generar verdadera democracia económica y que puedan compartir sus beneficios con quienes son partes interesadas de su comunidad.
Ese tipo de organizaciones existe actualmente, pero en un segundo plano. Es tiempo de que empresas de personas puedan estar por sobre las empresas de capital, es tiempo de que el emprendimiento en equipo sea más valorado que el emprendimiento individual, es tiempo de más cooperación.